Historia del colegio
A partir del 31 de agosto de 1813
“El año 1813 es punto obligatorio de referencia para la gran mayoría de los temas que comprenden el quehacer del San Sebastián contemporáneo y, por ampliación, de la provincia de Gipuzkoa. Cuanto afecta a la sanidad y por tanto a la farmacia, no es una excepción”. Así comienza el texto del Libro Oficial sobre el Centenario del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa escrito por D. Javier María Sada en 1999.
Y es que el 31 de agosto de 1813 la ciudad fue destruida y saqueada durante la llamada Guerra de la Independencia lo que forzó a su posterior reconstrucción y a afrontar todo el reto sanitario consecuencia del asedio y de la situación resultante del mismo. Según el libro del Centenario, antes “los médicos no existían (en la ciudad), y los pretendientes a esta labor desistían de hacerlo ante un Concejo con cortos arbitrios que le impedían el pago de los sueldos”. Según las actas municipales, en 1814 el médico titular de San Sebastián solicitó la apertura de una farmacia en el interior de la población, ya que la más cercana se encontraba en Pasajes.
En 1863 se derriban las murallas de la ciudad tras la anulación del carácter militar de la misma y se comienza a construir el denominado Ensanche Cortázar, que va de la actual Alameda del Boulevard hasta la Avenida de la Libertad. Se comienza a poblar esta zona y se abre la primera farmacia en dicho ensanche.
Según el libro del Centenario (p.16) el día 30 de enero de 1864 figura en los archivos municipales la primera solicitud documentada, y su correspondiente autorización, de una Oficina de Farmacia y Laboratorio tal y como hoy las entendemos, en el interior de la ciudad a nombre de Julián Peña (calle Oquendo, 10).
Fundación del Colegio. Primeros años.
En palabras de D. Javier María Sada, en el libro del Centenario del Colegio (p.25), “el siglo XIX supuso una revolución en el proceso histórico de las personas dedicadas al mundo de la Farmacia. Las distintas legislaciones, los aspectos económico-sociales y científico-técnicos sufrieron notables variaciones en el ejercicio de la profesión. El centralismo del siglo XVIII en el que los médicos controlaban cuanto afectaba a la salud de la población conoce su primera crisis con las Ordenanzas de Farmacia de 1800 y 1804. Las nuevas leyes eliminan algunos conceptos que habían sido básicos en el mundo de la botica desde tiempo inmemorial. Descendió el control gremial y conceptos como la edad (hasta 1822 era preciso tener más de 22 años), limpieza de sangre (a partir de 1833 ya no fue necesario demostrarla), etc. Fueron sustituidos por enseñanzas de rango universitario para la apertura de una oficina de farmacia que, desde 189, podía abrirse donde cada persona quisiera hacerlo”.
“La exclusividad que los farmacéuticos consiguieron del Estado en cuanto afectaba a la elaboración y dispensación de medicamentos, así como su apoyo para evitar el intrusismo que en gran medida llegaba del mundo de los drogueros, según consta en la Ley de Sanidad de 1855 y las Ordenanzas de Farmacia de 1860, se produjo a cambio de recoger sus responsabilidades en el Código Penal. La Farmacia se incluyó en la Sanidad y los gremios pasaron a ser asociaciones de participación voluntaria. Se consolidó el prestigio profesional del farmacéutico al tiempo que el Estado ampliaba su celo en la vigilancia sanitaria del vecindario”.
“La citada Ley de Sanidad equiparaba a los médicos y a los farmacéuticos a la hora de su participación en las Juntas de Sanidad provinciales y municipales. La presencia de profesionales de la botica en la Administración supuso que cada vez fueran más los farmacéuticos que ocuparan puestos y cargos de responsabilidad y, por ellos, que pudieran apoyar, sugerir y planificar disposiciones en favor del desarrollo de su actividad”.
Sigue el citado texto (p.25): “El desarrollo de las distintas Leyes, que en principio parecía poder quebrar la fuerza del gremio de farmacéuticos, consiguió dar a éste un importante apoyo oficial creando un fuerte monopolio contra el intrusismo”.
“La constante búsqueda de soluciones a intereses comunes crea la “clase farmacéutica” y parece, según la opinión de algunos destacados profesionales, llegado el momento de constituir una Asociación Farmacéutica Española, aunque la idea es rehusada en los Congresos de 1866 y 1870, porque se considera imprescindible, antes de pensar en fundar dicha Asociación, aprobar la obligatoria colegiación”.
“En 1890 la Junta de Defensa de la Clase Farmacéutica plantea la idea de crear el Colegio para combatir las farmacias militares y en 1892 se expone al ministro de la gobernación la necesidad de la colegiación, única forma de elevar el nivel moral y la consideración social de la Farmacia”.
“A fuer de solicitarlo, por un Real Decreto dictado el 12 de Abril de 1898, se consigue declarar obligatoria la colegiación de todos los profesionales”, Real Decreto que incluía también la colegiación obligatoria de los profesionales médicos.
El Decreto se publicó en la Gaceta de Madrid, con fecha 15 de Abril de 1898. A continuación, se muestra la exposición de motivos y los 6 primeros artículos junto con una Disposición final.
Como consecuencia de esta publicación, se constituyó, ya en el mes de septiembre de ese mismo año, una Junta de Gobierno para activar el recientemente constituido Colegio de Farmacéuticos de Gipuzkoa. La noticia de la creación del Colegio se recogió en La Farmacia Moderna del 15 de septiembre y en el Monitor de la Farmacia del 25 de Septiembre (1898) donde se informaba que la Junta definitiva de la provincia de Guipúzcoa estaba constituida por D. Ramón Usabiaga como primer Presidente del Colegio, D. Félix Urtubi y D. Agapito Elósegui como Vocales primero y segundo, D. Alberto Matilla como Tesorero y D. Juan Goiburu, en calidad de Secretario.
En el texto del Libro del Centenario (p. 28) se nos recuerda que “En el libro de Registro de Inscripciones del Colegio figura como primera inscripción la de D. Ramón Usabiaga Lejarza, con fecha 28 de Abril de 1899”. Antes, el 25 de Enero de 1900 había tenido lugar la primera Junta General del Colegio de Farmacéuticos de Gipuzkoa, cuando contaba con 58 farmacéuticos colegiados. En dicha reunión, el Presidente Sr Usabiaga dijo:
“Si la colegiación obligatoria, en virtud de la cual tenemos hoy el gusto de vernos reunidos en este local, no consigue poner remedio a nuestros males, si desaparece como todas las Asociaciones que la han precedido, sin producir los saludables frutos que esperamos de ella, habrá llegado el momento de exclamar que la Farmacia no tiene redención posible”.
(Sada J. Libro del Centenario del Colegio de Gipuzkoa). (p.29)
En 1899, el número de farmacias establecidas en Gipuzkoa era de 64, pasando a 74 en 1922 y a 101 en 1937. En cuanto al número de colegiados, era de 67 en 1901, 90 en 1922 y 113 en 1937.
La primera preocupación que ocupó a la organización colegial fue la de independizarse de los proveedores de las farmacias, tradicionalmente en manos de comerciantes, drogueros, especieros, etc. que, además, se dedicaban a vender al público. Por ello, acordaron «la conveniencia de establecer una droguería medicinal, a cuyo frente estuviera un farmacéutico colegiado; droguería que debe fundarse con capital de los mismos farmacéuticos y que debe surtir a todas las farmacias de Gipuzkoa».
Así el 21 de diciembre de 1901, en el Salón de Bellas Artes, ubicado en la calle Euskal Herria de San Sebastián, se aprueban por unanimidad los estatutos y el acta constitucional de la Unión Farmacéutica Guipuzcoana, S.A., (UFG), para servir los productos y artículos necesarios para el ejercicio de la profesión.
El primer presupuesto del Colegio fue de 585 pesetas repartidas en las siguientes partidas: Impresos y libros 60 pesetas, Gastos de correo 25 pesetas, Escribiente 100 pesetas, Imprevistos 400 pesetas. Los ingresos se establecieron mediante cuota de una peseta mensual para cada colegiado.
En las primeras décadas las farmacias estaban organizadas en cuatro distritos farmacéuticos (que abarcaban la misma jurisdicción que los partidos judiciales), con un Subdelegado de Farmacia en cada uno de ellos; Azpeitia, San Sebastián, Tolosa y Bergara.
Los farmacéuticos, prestaban sus servicios en la siguiente forma:
- Partido cerrado: El farmacéutico, previa una cantidad alzada que le abonaba el Ayuntamiento, despachaba gratis todas las recetas de los médicos titulares de la localidad, quedándole únicamente el derecho de cobrar la venta del menudeo.
- Partido abierto: El farmacéutico tenía la obligación de despachar, a cambio de la asignación que cobraba del Ayuntamiento, las recetas de los médicos titulares de la localidad a nombre de los pobres incluidos en lista como tales, y con destino a la Beneficencia. Fuera de esto, podía o no ajustarse con el vecindario en la forma que le pareciera conveniente.
- Servicio de igualas: El farmacéutico se ajustaba con las familias para servirles los medicamentos incluidos en el Petitorio por la cantidad anual convenida, en dinero o en especie.
- Libres: El farmacéutico servía los medicamentos sin más limitación que la tarifa.
En 1902 se plantea tener una sede para instalar la Secretaría y celebrar las sesiones de Junta. La primera sede se situará en los locales que la Sociedad UFG tenía en el nº 6 de la calle Easo de San Sebastián, mediante la renta de una peseta diaria. En 1919, UFG compraría la casa nº 14 de la calle Isabel la Católica (actualmente Reyes Católicos) a la que trasladó su sede el Colegio, donde habría de contar con laboratorio y biblioteca.
Ese mismo año, de 1902, se abolió el Real Decreto dictado el 12 de Abril de 1898, por lo que el problema de la falta de colegiación obligatoria volvió a plantearse, hasta que en 1917, definitivamente, este Real Decreto volvió a adquirir legalidad, con lo que desde entonces ha sido obligatoria la inscripción en el Colegio correspondiente para que se pueda ejercer como farmacéutico.
De la formulación magistral a la producción industrial de los medicamentos (específicos y especialidades farmacéuticas).
En estos años de cambio de siglo XIX al XX se produce la irrupción del medicamento fabricado industrialmente que obligará a un cambio radical en la actividad del farmacéutico. Durante muchos años, la función del farmacéutico había sido la de adquirir materias primas, conservarlas y, a partir de ellas, preparar los medicamentos, para que finalmente fueran dispensados al paciente que los necesitaba. La mayoría de los farmacéuticos del siglo XIX eran propietarios de una farmacia de pequeñas dimensiones y en ella dirigían la elaboración de las fórmulas magistrales a partir de las prescripciones realizadas por los médicos. A lo largo del tiempo, los boticarios se habían ido especializando en el conocimiento de las operaciones químicas necesarias para elaborar correctamente las fórmulas y su beneficio económico dependía del número de fórmulas que elaboraban. Todo el proceso previo al acto final de entrega o dispensación de la fórmula realizada, es decir, la preparación artesanal de los medicamentos, era el trabajo que realizaban los farmacéuticos de la época, (adquisición, custodia, conservación, formulación, elaboración), y era lo realmente importante desde un punto de vista tanto profesional como financiero. Los temores a lo que su desaparición podría suponer, queda muy clara en la siguiente cita de William Procter, profesor de Práctica Farmacéutica en Filadelfia (EEUU), en 1858:
“… si al farmacéutico se le retira la responsabilidad de la preparación de los medicamentos dejándole sólo el encargo de su distribución, su oficio perderá la mitad de su dignidad y de su importancia, rebajándose al rango de simple tendero”
(Hepler CD. Evolution des services pharmaceutiques, página 93. En Actas del Consejo de Europa: Le pharmacien face au défi des nouvelles orientations de la société. Strasbourg, 18-20, Octubre, 1995.)
En efecto, como consecuencia de la revolución industrial, surgió una pujante industria farmacéutica que comenzó a fabricar lo que en un principio se denominaron Específicos, que pueden considerarse los precursores de las que después se denominarían Especialidades Farmacéuticas (y que actualmente, desde la publicación de la Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, se denominan Medicamentos de uso humano). Esto facilitó, y lo sigue haciendo cada vez más, de una manera muy importante, el acceso de la población a un número cada vez mayor de medicamento.
La industrialización de la farmacia convirtió las boticas en centros de dispensación y los laboratorios en productores de medicamentos, desplazando en esta función a las farmacias. Los específicos se introdujeron por muchos caminos, procedentes en su mayoría del extranjero, donde la industrialización estaba más avanzada. También las zonas españolas más industrializadas como Cataluña, Asturias, Madrid y el País Vasco, se incorporaron a la producción de medicamentos industriales elaborados por los laboratorios en ocasiones anejos a la oficina de farmacia. La industria procede por tanto del extranjero o tiene su origen en las farmacias y droguerías que se industrializaron. Las farmacias que no lo hicieron pasaron a desempeñar funciones de dispensación y consejo farmacéutico.
La industrialización no fue del agrado de todos los farmacéuticos ya que se veía, además de como un fenómeno importado, con recelo porque despojaba al farmacéutico de sus funciones y lo reemplazaba por una industria que pondría a la venta sus medicamentos en droguerías y otros establecimientos perdiendo así la función de elaboradores.
Sí hubo algunos farmacéuticos que convirtieron sus farmacias en laboratorios o crearon laboratorios al margen de sus farmacias, pero la mayoría permaneció fiel al modelo que conocía no sumándose a lo que, en aquel momento, parecía una aventura peligrosa. Los específicos se presentaban como el futuro de la farmacia, pero muchos farmacéuticos tenían motivos para recelar. Conviene recordar que en aquella época los específicos carecían de la seriedad de las actuales especialidades farmacéuticas. Se trataba de una época de transición en la que se introdujeron muchos medicamentos inútiles y medicamentos secretos a la vez que se rompió el hábito de actuación colegiada de los farmacéuticos mediante la proliferación de anunciantes que indicaban en qué farmacias concretas se podían conseguir uno u otro específico.
Ya en esa época se puso de manifiesto la falta de autocrítica o mejor, de análisis objetivo de una realidad que no era del agrado de la profesión, hecho que más tarde también sucederá en los momentos de cambio actuales. A modo de ejemplo cabe recordar que mientras existía la pugna entre medicamentos industriales y fórmulas magistrales, se publicaron las Ordenanzas de Farmacia de 1860 que sólo se centraban en las garantías que los farmacéuticos debían ofrecer en la elaboración de las fórmulas sin reflejar en absoluto las tensiones existentes.
La Ley del Timbre de 1892 definía los específicos como remedios secretos envasados. En 1893 pasan a ser considerados como medicamentos envasados acompañados de un prospecto informativo. En 1898 se define el específico como “cualquier medicamento de composición desconocida, total o parcialmente, y que se expende en cajas, frascos, botellas o paquetes que expresen el nombre del medicamento, los usos a que se destina y las dosis”. Era una época de confusión ya que el medicamento industrial se presentaba como medicamento secreto y por tanto sanitariamente inaceptable e incluso prohibido. Se observa una vez más que los grandes cambios históricos no se producen de una forma ordenada y responsable, sino que se desarrollan en medio del caos y la improvisación.
Para adquirir seriedad y ser legalizados, los medicamentos industriales debieron alejarse de sus vínculos con los remedios secretos y convertirse en especialidades farmacéuticas que, para su comercialización, necesitaban de autorización previa por parte de las administraciones sanitarias. Finalmente, las especialidades farmacéuticas se terminaron por imponer ya que se producían en mayor cantidad y los fabricantes tenían más recursos financieros para investigar y poner en el mercado medicamentos que estaban vedados a las oficinas de farmacias que eran más modestas económicamente.
La consecuencia para el mundo de la farmacia fue la adaptación del farmacéutico de oficina a este nuevo escenario, orientando su esfuerzo a asegurar a la sociedad la mejor oferta de medicamentos mediante la planificación y ordenación de las farmacias.
La adaptación a esta nueva situación no fue fácil ni carente de polémica; los primeros medicamentos envasados por la industria, llamados «específicos» apenas incorporaban información, hasta que en 1919 se reglamentó la elaboración y venta de «especialidades farmacéuticas» prohibiéndose el término «específico» y los remedios secretos. Sin embargo, aunque es cierto que los específicos se prohibieron en 1919 se siguieron utilizando durante bastantes años más, de manera clandestina.
Hasta 1.940
Otros problemas que preocupaban a los farmacéuticos de la época eran, el papel de los drogueros en la venta de productos farmacéuticos, las farmacias militares, la tarifación de los medicamentos, la colegiación obligatoria, la limitación de las oficinas de farmacia, la introducción de preparados farmacéuticos extranjeros, la farmacia rural, la reglamentación de los laboratorios farmacéuticos y la modificación del plan de enseñanza.
La presencia del Colegio iba siendo cada vez más activa en todos los órdenes de la vida sanitaria. Así, en 1912 el Presidente del Colegio, Don Carlos Urte, fue nombrado Presidente de la Sección de Bacteriología. De 1921 a 1929 se publicó el periódico profesional, de salida quincenal, «Dignificación Farmacéutica», fundado por Don Simón de Lecea, editado en Eibar y sostenido por las aportaciones de los Sindicatos Farmacéuticos y por algunos Colegios.
El 26 de Febrero de 1929 el Colegio celebra su Junta General Extraordinaria en Zumárraga, siendo el tema a tratar el Reglamento de los Farmacéuticos Titulares. En un ambiente de armonía, y reivindicativo, se toman entre otros acuerdos:
Que la denominación y consignación de los partidos farmacéuticos se haga equiparándonos a las de los señores médicos sin olvidar las quirúrgicas
Que se nos considere a los farmacéuticos como Autoridades Sanitarias concediéndonos carnet
Que los que hayan ejercido el cargo de directores de Laboratorios Municipales sin poseer la Titular sean considerados dentro del Cuerpo de Farmacéuticos Titulares
Que se determine en el Reglamento de Farmacéuticos Titulares de una manera clara la misión y el alcance de los análisis que ha de verificar el Farmacéutico
Que el material de los laboratorios necesarios en los análisis que se verifiquen en los pueblos sea costeado por los respectivos Ayuntamientos
Con objeto de desempeñar a mayor satisfacción las obligaciones que se deriven del nuevo Reglamento de Farmacéuticos Titulares se organizará por el Colegio de Gipuzkoa un cursillo de análisis químicos
Establecer una Academia Farmacéutica Guipuzcoana, donde podrán tratarse asuntos científicos de la profesión. Publicar un boletín mensual donde se dé a conocer la Legislación que interesa a los Farmacéuticos y asuntos de actualidad científica que quieran instar los señores colegiados y compañeros que provean la publicación con sus trabajos
En 1931 había ya 38 Inspectores Farmacéuticos Municipales para 36 partidos farmacéuticos.
Para cumplir lo dispuesto en la Orden del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Pensiones de 28/9/1934, se aprueba, ese mismo año, el Reglamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Guipúzcoa.
En 1936, justo antes del comienzo de la guerra civil, el Colegio organizó un ciclo de conferencias sobre «La guerra de los gases» que se dieron en San Sebastián, Tolosa y Azkoitia, con éxito de público, como era de esperar dados los tiempos que corrían.
Durante los años de contienda bélica, la actividad del Colegio se reduce considerablemente, al decir del Presidente Don Manuel Cabiró en la Junta General de 1937 «se desenvuelve sin el calor y el entusiasmo debidos, como lo prueba el escaso número de concurrentes, lo que resta entusiasmo en la Junta de Gobierno que se siente aislada y desamparada»
Preocupa a los farmacéuticos de la provincia, si podrán cobrar el algodón y las vendas que por requerimiento de la autoridad fue necesario entregar, en gran cantidad, al Ejército.
Pero esta preocupación resultará insignificante ante lo que se avecina; escaseaban o faltaban del todo los productos farmacéuticos y los elementos de cura, indispensables para la atención de los enfermos. La escasez durará hasta los años 50, durante estos años tanto el Colegio como UFG tratarán por todos los medios de solucionar o al menos paliar estos problemas, se hacen gestiones ante la Junta Nacional de Farmacia para que autorice la importación y se organizan los abastecimientos mediante cupos.
El control de la venta de algodón llegó a ser tan severo que, ante su falta para atender las necesidades más urgentes, la Junta General se vio en la obligación de dirigirse al Gobernador Civil.
Otro tema importante era la influencia que en los colegiados iba a tener la anulación del Concierto Económico y la aplicación de la nueva Ley del Timbre, que provocaron un gran desconcierto, al punto que no sabiendo como debía procederse, algunos colegiados dejan de llevar al día el Libro de Ventas.
En 1939 el Presupuesto del Colegio es de 9.279 pesetas y la cuota de colegiado es de 5 pesetas mensuales.
De 1.940 a 1.980
Obligados por las orientaciones políticas imperantes no será posible convocar Juntas Generales de todos los colegiados y no podrán tomarse acuerdos por mayoría. Ante todo ello, los miembros de la Junta presentan su renuncia en pleno de todos sus cargos, pero el Consejo General no acepta la dimisión y ordena a todos que sigan en sus puestos con el mismo entusiasmo de siempre.
Mediado el periodo de 1940 a 1980 se hace muy presente la búsqueda de otros horizontes profesionales en los que el farmacéutico sea algo más que mero dispensador de medicamentos.
A medida que la labor de los farmacéuticos se diversifica, ésta situación se va reflejando en la composición de la Junta de Gobierno, apareciendo las vocalías que se ocuparán de determinadas áreas, así en 1950 Inspectores Farmacéuticos Municipales, Analistas e Industria, 1952 Distribución, 1965 Óptica y Acústica, 1971 la de Dermofarmacia y Cosmética, 1975 Ortopedia y Hospitales, 1982 Alimentación, 1985 Oficina de Farmacia, 1998 Docencia e Investigación, 2002 Titulares de Oficina de Farmacia, Adjuntos, Sustitutos y Regentes, Atención Primaria, Otras Actividades y Sin Ejercicio.
En los años cuarenta se promulgan la Ley del Seguro Obligatorio de Enfermedad y la Ley de Bases de la Sanidad Nacional, que tendrán mucha importancia en la profesión farmacéutica. Así se establece un modelo de receta del Seguro y se fijan las normas de inspección sobre los servicios sanitarios, apareciendo la figura de los Inspectores Farmacéuticos.
La prestación de la asistencia farmacéutica al seguro, se regulará mediante Conciertos firmados por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos y el Instituto Nacional de Previsión, por el que los farmacéuticos se obligaban a dispensar todas las recetas del Seguro, tanto las fórmulas magistrales, especialidades farmacéuticas del Petitorio y efectos y accesorios autorizados por el Seguro. Los Conciertos desarrollaban también la forma en que se hace la dispensación, precios, descuentos y liquidación de facturas. La tramitación de recetas y facturas, incluida la tasación de fórmulas magistrales se encomendaba a los Colegios. El primer Concierto se firmó en 1953.
Para poder encargarse de la facturación de recetas el Colegio, tuvo que ir aumentando su plantilla y los medios (sumadora, máquinas de escribir…) así como contratar los servicios de un asesor jurídico.
Desde la aparición en el mercado de los antibióticos su falta es una constante, se hacen todo tipo de esfuerzos para aprovisionarse, recurriendo a la importación desde diversos países, en 1950 el cupo de penicilina que corresponde al Colegio, lo distribuye en exclusiva UFG.
La sede el Colegio se traslada en 1949 de la calle Isabel la Católica (ahora Reyes Católicos) donde ocupaba en alquiler una estancia de UFG, al nº 15 de la calle San Ignacio de Loyola, ocupando el local en propiedad.
En 1950, el Colegio adopta como Patrona del Cuerpo de Farmacia a Santa Gema Galgari, que se celebra el 14 de Mayo, siendo dicho día festivo para las farmacias de Gipuzkoa. Más tarde, la festividad de la profesión sufrirá variaciones, así en 1972 se pasa a San Cosme y San Damián, 26 de Septiembre, celebrándose el sábado o el domingo más próximo y en 1977 pasa a la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre.
En las terribles riadas que sufrió la provincia en 1953, falleció el colegiado Don José María Ibieta y varias farmacias se vieron afectadas, por lo que se abrió una suscripción para paliar los daños, solicitando su colaboración a todos los farmacéuticos de la provincia y a los Laboratorios. Por la ayuda recibida del Laboratorio Industrias Farmacéuticas Puerto Galiano, fue nombrado Colegiado de Honor, Don Rafael Puerto Galiano.
Ese mismo año se aprobó el Reglamento del Laboratorio del Colegio, donde se realizaron diversos cursos de análisis, contando con la ayuda destacada de Don Félix Mocoroa.
En 1955 se inicia la edición del Boletín Farmacéutico Guipuzcoano, orientado al ejercicio profesional y abierto a la colaboración de los colegiados y en 1956 se celebra en San Sebastián la II Reunión de la Sociedad Española de Bromatología, cuya organización contó con la colaboración del Colegio.
En 1957 se reunieron en el Colegio una treintena de farmacéuticos, acordando constituir en San Sebastián la Cooperativa Farmacéutica Guipuzcoana GUIFARCO, para «defender, servir y apoyar la Farmacia Guipuzcoana», que se haría realidad un año más tarde, el 18 de mayo de 1958, con el apoyo de 32 farmacéuticos de toda la provincia.
Se celebra en Burdeos el Congreso Nacional de Farmacéuticos Franceses, al que fue invitado el Colegio, llegándose a la conclusión, que las problemáticas de los farmacéuticos de ambos países, eran muy similares y que convendría celebrar un Congreso Farmacéutico Latino, invitando a los compañeros de los países limítrofes.
El Pleno del Consejo General aprueba el Reglamento del Colegio, que vino a sustituir al Reglamento de 1918. El Colegio contaba con siete empleados, 162 colegiados y 119 farmacias.
En 1958 se acordó nombrar un Inspector con facultades delegadas de la Junta para investigar las actividades de los colegiados en orden al cumplimiento de sus obligaciones, levantando las oportunas actas que someterá a la Junta.
Se aprueba en 1962 el Reglamento del Socorro de Fallecimiento, que como ayuda a los herederos de los compañeros que fallezcan, funcionará hasta 1987.
A comienzos de los años 60 se empezó a plantear la creación de un servicio de oxigenoterapia, comenzando su actividad en 1966, contando con la colaboración de Guifarco y UFG para la distribución de las balas de oxígeno. El servicio cumplió con su labor sanitaria hasta 1977, en una época en la que no existía otro dispositivo para atender esta necesidad.
En 1965 la sede del Colegio se traslada de la calle Loyola a la calle Prim, 2.
El Colegio contaba con 135 colegiados y 101 farmacias en 1942, 156 colegiados y 109 farmacias en 1950, 173 colegiados y 138 farmacias en 1960, 230 colegiados y 181 farmacias en 1970, 357 colegiados y 246 farmacias en 1980.
Las décadas de los sesenta y setenta, son las de mayor incremento en el número de farmacias.
Durante estos años se aprueba la Ley de la Seguridad Social, la gestión de los Conciertos de Prestación Farmacéutica que se derivan de la misma, ocupará buena parte del trabajo del Colegio durante estos años 60 y 70. La principal preocupación fueron los márgenes profesionales escalonados R-64 y R-77, que dieron lugar a Asambleas, encierros, amenazas de huelga, etc. Aunque en menor medida otra preocupación importante fue la mecanización de las recetas, con la informatización del proceso y la explotación de los datos recogidos, el gasto de la prestación farmacéutica es perfectamente conocido y servirá para adoptar políticas farmacéuticas. Estas adaptaciones a los tiempos no se realizaron fácilmente, pasaron por dificultades y supusieron una reestructuración drástica del personal del Colegio.
El impulso y la actividad de los farmacéuticos analistas clínicos gipuzkoanos, contando en todo momento con el apoyo del Colegio, contribuyó decisivamente a la creación de la Asociación Nacional de Farmacéuticos Analistas Clínicos (AEFA), constituida en Málaga en noviembre de 1969.
Coincidiendo con el 75 Aniversario del Colegio se convocó el Premio «La otra Farmacopea», siendo su ganador Don José María Aguirre Alcalde con el trabajo «Esparza de Salazar».
Un paquete de Decretos aprobados en plena transición política y que afectan a la profesión en lo referente a la regulación de oficinas de farmacia, dispensación en las Instituciones Sanitarias de la Seguridad Social y aportación de los usuarios, vuelven a crear una gran incertidumbre en los farmacéuticos colegiados. También estos años son de debates entre los farmacéuticos sobre la trascendencia que sobre el sector puede tener la Autonomía y la necesidad de abrir una interlocución con los responsables políticos de la misma, en especial con los del área sanitaria, no pueden los farmacéuticos obviar que el Estatuto de Autonomía del País Vasco, otorga a la C.A.V. la competencia exclusiva en materia de ordenación farmacéutica.
De 1.980 hasta hoy
La nueva etapa política tiene también su reflejo en la farmacia gipuzkoana, los farmacéuticos y el Colegio realizaron un gran esfuerzo de adaptación a los nuevos tiempos, se pone el acento en desarrollar y destacar el papel de profesional sanitario, del farmacéutico al servicio de la sociedad.
A comienzos de los años 80 el movimiento de Farmacia Clínica, nacido en las Farmacias de Hospital, fundamentada en el conocimiento del medicamento, de sus características, mecanismos de acción, interacciones, farmacocinética, etc., en beneficio del enfermo, tuvo también su reflejo en las reuniones de los farmacéuticos gipuzkoanos, que insisten en activar la actuación profesional del farmacéutico en la Oficina de Farmacia, encaminándola hacia una labor más asistencial.
La colaboración solicitada al Colegio por el Consejero de Sanidad del Gobierno Vasco, para desarrollar la política sanitaria, da motivo al Colegio para plantear la necesidad de crear un órgano que represente a los Colegios Farmacéuticos de la C.A.V., la idea irá abriéndose camino, poco a poco, desde 1980 con el esfuerzo y el entusiasmo de las Juntas de Gobierno del Colegio y venciendo alguna que otra oposición y resistencia. Así, en 1986, tras una reunión de los tres Colegios Farmacéuticos de la C.A.V. se acuerda formar una comisión para llevar adelante el proyecto de creación del Consejo de Colegios Farmacéuticos del País Vasco, encargándose el Colegio de Gipuzkoa, de la redacción de los estatutos. En 1987 se firman en Vitoria los estatutos provisionales del Consejo, que son ratificados mediante Asamblea Extraordinaria. Dado que todavía no se ha promulgado una Ley de Colegios Profesionales de la C.A.V. el Consejo será inscrito en el registro de asociaciones. A partir de 1988 el Consejo publica el boletín de información terapéutica SENDAGAIAK.
También preocupa y produce malestar el organigrama de la Consejería de Sanidad al no contemplar la Farmacia con la categoría de Dirección y así se traslada la queja al Consejero. Deberá esperarse hasta el año 2002 para que en el organigrama del Departamento de Sanidad aparezca la Dirección de Farmacia.
Otro motivo de inquietud del Colegio que se hace presente durante estos años es el euskera, deseando colaborar en su impulso y normalización se crea una comisión. En 1986 se acordó adoptar la denominación «Gipuzkoako Sendagaigileen Elkartea«. En 1996 nació Farmazilari Euskaldunen Elkarte (F.E.U.S.E.), que desde el inicio ha contado con el apoyo del Colegio. En 1999 el Colegio firmó el acuerdo Bai Euskarari y por tanto asume unos compromisos para la normalización del euskera.
En 1980 el Colegio cuenta con 357 colegiados y 246 farmacias, pasando a 735 colegiados y 279 farmacias en el 2000. Las últimas décadas son las de mayor crecimiento en el número de colegiados y en el número de colegiados sin ejercicio que pasa de 2 en 1899 a 1 en 1937, 24 en 1972, 123 en 1985, 136 en 1995 y 100 en el 2000.
En 1980 nace la Asociación Gipuzkoana de Empresarios Farmacéuticos (AGEOFAR), bajo el impulso de la comisión que un año antes había llevado la negociación y firma del primer convenio colectivo provincial para las farmacias.
Durante estos años se dará un fuerte impulso a la actividad del Laboratorio colegial, que en 1981 fue homologado para el control Antidoping y por la Unión Ciclista Internacional.
Para atender la creciente demanda de información técnica sobre medicamentos y otros productos, se creó en 1981 el Centro de Información del Medicamento, al que unos años más tarde, en 1997 se le unió el Centro de Información de Productos Sanitarios y Laboratorio.
La Farmacia ante la drogodependencia
Desde la década de los 70 se vive con toda su crudeza el fenómeno del consumo de drogas en las oficinas de farmacia de Gipuzkoa, en sus diversas facetas; humana, sanitaria y social. Al comienzo se aborda el problema de la inseguridad, en 1983 fueron robadas o atracadas 102 oficinas de farmacia y en 1986 fueron 162, acordándose unas normas de actuación para las farmacias, para ir evolucionando hacia un abordaje del problema desde la perspectiva sanitaria, dado que el problema es sobre todo de salud, individual y colectiva, así se realiza un estudio sobre la utilización en Gipuzkoa de una serie de medicamentos que producen dependencia y las medidas para su control, se organizó un curso sobre la posición del farmacéutico frente a la droga y análisis rápido de identificación de drogas legales e ilegales. En 1982 el Colegio organizó la I Semana Farmacéutica de Salud Pública, sobre el tema de «Droga, Drogadicción y Farmacodependencia», en el que se trató en toda su magnitud el problema de la drogadicción, en un amplio foro interdisciplinar y abordándose distintas facetas del mismo: social, legal, farmacológico, terapéutico, etc. Ese mismo año el Colegio colabora con la Diputación en la creación de la Comisión de Salud Mental y acuerda prestar los siguientes servicios: Información actualizada sobre drogas, seguimiento de tratamientos mediante análisis en fluidos corporales y análisis de cualquier sustancia relacionada con las toxicomanías.
En 1983 se produce el acuerdo con el Colegio de Médicos de Gipuzkoa y con las Administraciones Sanitarias Públicas para poner en marcha, en el ámbito provincial la Receta especial de psicótropos, llamada «receta amarilla» que perseguía, la correcta utilización terapéutica y la no utilización en usos no terapéuticos de determinados medicamentos con riesgo de farmacodependencia, la sensibilización y concienciación de los sanitarios en los riesgos que comportan estos medicamentos y la educación sanitaria de la población en el uso adecuado de los medicamentos y sus riesgos.
En 1989 se firmó entre el Departamento de Sanidad y los Colegios Farmacéuticos de la C.A.V. el Convenio de colaboración en el Plan de Prevención del SIDA, que incluía el «Kit Anti-Sida», más tarde el convenio se amplió incluyendo el Programa de Intercambio de jeringuillas en 1992 y el de Preservativos (Airbag de bolsillo) en 1995.
En 1995 se firmó, también, entre el Departamento de Sanidad y los Colegios Farmacéuticos de la C.A.V. el Programa de tratamiento con metadona para personas con dependencia a drogas, que en 1998 se amplió el tratamiento supervisado con tuberculostáticos.
A medida que el problema relacionado con el consumo de drogas va encontrando salidas sociales y sanitarias, con la implantación de recursos de prevención y tratamiento de los pacientes afectados, se va también produciendo una disminución paralela de los robos y atracos a las oficinas de farmacia y la relación de estos pacientes con la farmacia se va resituando en términos sanitarios.
El 18 de febrero de 2009 se firmó el Anexo al Convenio de colaboración entre el Gobierno Vasco, los Colegios Oficiales de Farmacéuticos y las Asociaciones de Empresarios Farmacéuticos de la CAPV para la prevención del VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual. Mediante esta firma se puso en marcha la realización en farmacias comunitarias vascas de los test rápidos para detección temprana del VIH.
Otras acciones
Desde que se conocen los primeros borradores de la Ley del Medicamento en 1985, hasta su aprobación en 1990, el Colegio mantendrá una gran atención sobre las mismas, que plasmará en el informe «Propuesta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa al texto de la Ley del Medicamento». Otro asunto que provocó una fuerte reacción fue la reducción del margen profesional de 1995 que, entre otras acciones, tuvo una gran resonancia la aplicación del P.V.P. que figuraba en el envase, negándose a utilizar tablas de conversión para calcular el nuevo precio y poniendo una demanda Interdictal contra el Estado y el Insalud, que fue admitida a trámite.
Pero la acción legislativa que afecta al sector farmacéutico no se limita a estas que se acaban de mencionar, en 1983 se creó el Servicio Vasco de Salud-Osakidetza que en 1987 recibe la transferencia del Insalud y al año siguiente aparece el Decreto de Universalización de la Asistencia Sanitaria en toda la Comunidad, desapareciendo los sistemas de beneficencia municipal, se produce la unificación de los servicios sanitarios públicos en el Servicio Vasco de Salud y se extiende la asistencia sanitaria que se presta a toda la población como un derecho individual y en condiciones de igualdad. En 1986 se aprueba la Ley General de Sanidad, en 1994 la Ley de Ordenación Farmacéutica del País Vasco, en 1997 la Ley de Ordenación Sanitaria del País Vasco y la Ley de ejercicio de las profesiones tituladas y de colegios y consejo profesionales del País Vasco.
Toda esta actividad legislativa y las normas de desarrollo que emanan de las mismas, obliga al Colegio a mantener un fuerte ritmo de trabajo para aportar sus sugerencias y defender los intereses de los farmacéuticos.
En 1988 se crea la Facultad de Farmacia de la U.P.V. en Vitoria, con la que el Colegio firma, en 1993, un convenio para realizar prácticas tuteladas por los alumnos, en las farmacias de Gipuzkoa.
En 1994, Osakidetza incorpora farmacéuticos a sus equipos de atención primaria y en 1996 se crean las Comisiones de Farmacia de Comarca Sanitaria de atención primaria, en las que participa un farmacéutico en representación de las farmacias comunitarias de la Comarca.
En 1994 se crea la Asociación de Laboratorios de Análisis Clínicos de Euskadi (ALACE) y en 1997 la Asociación Gipuzkoana de Farmacéuticos Sin Oficina de Farmacia.
En Asamblea Extraordinaria celebrada en 1999 se aprueba los nuevos Estatutos del Colegio y los del Consejo General de Colegios Farmacéuticos del País Vasco. Los del Colegio se publicaron en el B.O.P.V., mediante Orden de 27 de abril de 2001.
En 1999 se pone en marcha el Programa de Uso Racional de Antibióticos de Gipuzkoa, con la participación de todos los agentes implicados, consumidores, médicos, odontoestomatólogos y farmacéuticos. Este programa, que duraría 10 años, contribuyó enormemente al cambio cultural de la sociedad y de la profesión en cuanto a la demanda de antibióticos sin receta y a la aceptación social de la exigencia de presentación de la receta para su dispensación por parte del farmacéutico.
A pesar de que el Colegio se constituyó en 1988, la celebración del I Centenario del mismo se realizó en 1999, conmemorando en realidad la primera inscripción en el registro del mismo, que tuvo lugar el 28 de Abril de 1899. La conmemoración del I Centenario del Colegio, en 1999 tiene como acto más destacado la celebración del I Congreso Nacional de Atención Farmacéutica, en el recién estrenado Palacio Kursaal de San Sebastián, al que asistieron más de un millar de Congresistas y la participación de todos los sectores implicados en la Atención Farmacéutica, debatiéndose el presente y el futuro de la Farmacia Asistencial.
De esta forma irrumpe en la farmacia gipuzkoana un nuevo concepto de entender el ejercicio de la profesión. La Atención Farmacéutica implica una mayor responsabilidad del farmacéutico en los objetivos terapéuticos de los pacientes y por tanto en la mejora de su calidad de vida.
En el año 2000 el Real Decreto-Ley 5/2000 de medidas urgentes de contención del gasto farmacéutico público y de racionalización del uso de los medicamentos, provocará la movilización de los farmacéuticos que se consideran gravemente perjudicados, y que entablarán recursos individuales contra la aplicación de dicha disposición.
Otra situación problemática que se destapa este mismo año, es la del desabastecimiento de algunas especialidades farmacéuticas debido a la política adoptada por determinadas empresas fabricantes que, con la excusa de las exportaciones paralelas, no atienden los pedidos en su totalidad.
En el año 2002 el Colegio adquiere un local en la calle San Martín para ampliar sus instalaciones. También tiene lugar la firma del Acuerdo Marco de colaboración entre el Departamento de Sanidad y los Colegios Farmacéuticos de la C.A.P.V., para promover la utilización adecuada del medicamento. Se pone en marcha el Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases en las Oficinas de Farmacia.
Con motivo de la celebración de su Centenario, U.F.G., otorgó al Colegio el premio de su Distinción, en reconocimiento a su colaboración con la Distribución Farmacéutica en general y muy especialmente con Unión.
Relación de Presidentes
- 1898 – 1903 Don Ramón Usabiaga Lejarza
- 1903 – 1908 Don Alberto Matilla Cuellar
- 1908 – 1912 Don Manuel Tornero Herrero
- 1912 – 1915 Don Carlos Urte Ibarrolaburu
- 1915 – 1919 Don Manuel Vidaur Baraibar
- 1919 – 1921 Don José Miguel Zatarain Goya
- 1921 – 1922 Don Juan Zabala Lumbier
- 1922 – 1922 Don Sotero Rivera Pérez
- 1923 – 1926 Don José Ramón Tellería Isasti
- 1926 – 1929 Don Ramón Jaurrieta Abaurre
- 1929 – 1931 Don Melchor Balda Galarraga
- 1931 – 1933 Don Luis Azcárraga Urmereta
- 1933 – 1935 Don Angel Calles Cerrudo
- 1935 – 1941 Don Manuel Cabiró Amiell
- 1941 – 1944 Don Casto Matilla Marín
- 1944 – 1952 Don Miguel Gil Linares
- 1952 – 1956 Don Bonifacio Olarreaga Zabaleta
- 1956 – 1959 Don Alejandro Usabiaga Michelena
- 1959 – 1962 Don Pedro Goenaga Imaz
- 1962 – 1968 Don Manuel De Castro Pérez
- 1968 – 1968 Don Ignacio Lasa Ayestarán
- 1968 – 1969 Don Miguel Azpilicueta Viguera
- 1969 – 1970 Don Federico León Santanach
- 1970 – 1975 Don Raúl Fernández Garrido
- 1975 – 1978 Don César Benito Iradier
- 1978 – 1982 Don Ignacio Lasa Ayestarán
- 1982 – 1985 Don Javier Vidaur Otegui
- 1985 – 1986 Don José Fiol Belart
- 1986 – 1988 Don Xabier De Miguel Jiménez
- 1988 – 1994 Dña. Petra Aguirre Aramburu
- 1994 – 1997 Don Miguel Azpilicueta Aguilar
- 1997 – 2000 Don Miguel Angel Gastelurrutia Garralda
- 2000 – 2006 Dña. Mª Asunción Azpeitia Ortiz de Arri
- 2006 – 2010 Don Francisco de Asís Echeveste Elósegui
- 2010 – 2014 Don Angel Garay Garay
- 2014 – 2018 Don Angel Garay Garay
- 2018 Don Miguel Angel Gastelurrutia Garralda
Distinciones del Colegio
La Distinción del Colegio es un premio instituido por acuerdo de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa en 1997, que se otorga a aquellas personas, entidades o instituciones que hayan destacado en las ciencias farmacéuticas o en cualquier campo de la Farmacia.
MIGUEL AZPILICUETA AGUILAR
El día 13 de diciembre de 1997 se le concede a Dña. Paz Esnal Carballo la distinción del Colegio en reconocimiento a su dedicación y trabajo en favor de la profesión, como Presidente del Colegio, durante los años 1994 a 1997. (Junta de Gobierno del 15 de octubre de 1997).
PAZ ESNAL CARBALLO
El día 13 de Diciembre de 1997 se le concede a Dña. Paz Esnal Carballo la distinción del Colegio en reconocimiento a su dedicación y trabajo a favor de la profesión, como Secretaria del Colegio, durante los años 1978 a 1981, 1982 a 1984, 1986 a 1988 y 1994 a 1997. (Junta de Gobierno del 3 de diciembre de 1997).
JAVIER SÁENZ DE BURUAGA RENOBALES
El día 12 de Diciembre de 1998 se le concede a D. Javier Sáenz de Buruaga Renobales la distinción del Colegio en reconocimiento a su dedicación como Viceconsejero de Sanidad del Gobierno Vasco durante los años 1990 a 1998.
LINDA STRAND
El día 30 de octubre de 1999 se le concede a Dña. Linda Strand la distinción del Colegio por su contribución a la definición y posterior desarrollo de la filosofía y práctica de la Atención Farmacéutica.
CHARLES HEPLER
El día 30 de octubre de 1999 se le concede a D. Charles Hepler la distinción del Colegio por su contribución a la definición y posterior desarrollo de la filosofía y práctica de la Atención Farmacéutica.
FOPPE VAN MIL
El día 30 de octubre de 1999 se le concede a D. Foppe Van Mil la distinción del Colegio por sus trabajos de investigación en la Atención Farmacéutica Europea, encaminados a su posterior implantación en las Oficinas de Farmacia.
MARÍA JOSÉ FAUS DADER
El día 30 de Octubre de 1999 se le concede a Dña. María José Faus Dáder la distinción del Colegio en reconocimiento a sus trabajos encaminados a la promoción, formación, investigación e implantación en relación al proyecto de Atención Farmacéutica así como por su vinculación y apoyo al COFG en la organización de cursos de formación y del «I Congreso Nacional de AF».
UNIÓN FARMACÉUTICA GUIPUZCOANA
El día 15 de Diciembre de 2001 se le concede a Unión Farmacéutica Guipuzcoana la distinción del Colegio en reconocimiento a su contribución al inicio de la distribución farmacéutica profesional y a su desarrollo a lo largo de cien años de actividad ininterrumpida junto con la colaboración que durante los mismos ha mantenido con el COFG.
MIGUEL ANGEL GASTELURRUTIA GARRALDA
El día 15 de Diciembre de 2001 se le concede a D. Miguel Angel Gastelurrutia Garralda la distinción del Colegio en reconocimiento a su aportación en la divulgación e implantación de la Atención Farmacéutica y en especial por la organización en 1999 del «I Congreso Nacional de Atención Farmacéutica».
IGNACIO LASA AYESTARAN
El día 15 de Diciembre de 2001 se le concede a D. Ignacio Lasa Ayestaran la distinción del Colegio en reconocimiento a su aportación en la renovación de la profesión farmacéutica de Gipuzkoa y en especial por la creación en 1981 del Centro de Información del Medicamento.
FLOR ALVAREZ DE TOLEDO
El día 11 de Diciembre de 2004 se le concede a Dña. Flor Alvarez de Toledo la distinción del Colegio en reconocimiento a su contribución, en muchos aspectos innovadora, a la mejora y progreso de la asistencia farmacéutica al paciente desde la farmacia comunitaria.
FERNANDO GUTIÉRREZ GUZMÁN
El día 26 de Noviembre de 2005 se le concede a D. Fernando Gutiérrez Guzmán la distinción del Colegio por su contribución a la unión entre los profesionales de Previsión Sanitaria Nacional y por la edición e implantación de la receta odontológica privada.
COLEGIO OFICIAL DE MÉDICOS DE GIPUZKOA
El día 26 de Noviembre de 2005 se le concede al Colegio Oficial de Médicos de Gipuzkoa la distinción del Colegio por la edición e implantación de la receta médica en el ámbito del sistema sanitario privado y por su contribución y entendimiento entre los profesionales sanitarios.
FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
El día 11 de Mayo de 2009 se le concede a Federico Mayor Zaragoza la distinción del Colegio por su excepcional labor en el ámbito de la enseñanza de las ciencias farmacéuticas, transcendiendo posteriormente al fomento de la educación, la cultura, la investigación, la docencia, la justicia y la solidaridad intelectual y moral, contribuyendo en esencia a la paz, la tolerancia, los derechos humanos y la convivencia pacífica en todo el mundo.
GONZALO TRINCADO IBÁÑEZ
El día 28 de Noviembre de 2009 se le concede a Gonzalo Trincado Ibáñez la distinción del Colegio por su labor al frente de la Dirección de Farmacia del Gobierno Vasco entre los años 1.999 a 2009, su disposición al dialogo, su apoyo decidido a la progresiva implantación de servicios en la farmacia comunitaria y en especial por su contribución a la mejora del uso de la medicación en personas atendidas por los servicios de ayuda domiciliaria de los municipios del País Vasco.
ENRIQUE ORDIERES SAGARMINAGA
El día 26 de Noviembre de 2011 se le concede a Enrique Ordieres Sagarminaga la distinción del Colegio por su labor al frente de distintos cargos de la Organización Farmacéutica Colegial y del laboratorio farmacéutico CINFA, contribuyendo al desarrollo y avance de la profesión mediante su apoyo a diversas iniciativas innovadoras. Cabe destacar su apoyo a actividades como: Plan Estratégico de Atención Farmacéutica y Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria.
FCO. DE ASÍS ECHEVESTE ELOSEGUI
El día 26 de Noviembre de 2011 se le concede a Fco. de Asís Echeveste Elosegui la distinción del Colegio por su labor al frente de distintos cargos de la Organización Farmacéutica Colegial, de la Distribución Farmacéutica, de la Unión Profesional Sanitaria de Gipuzkoa y de la Comisión y del Pleno del Consejo Social del Ayuntamiento de San Sebastián, contribuyendo al desarrollo y avance de la profesión, en especial con la creación y puesta en marcha de los programas de Mejora del uso de la medicación en personas atendidas por los servicios de ayuda domiciliaria y Prevención del VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual.
S.I. (CHARLIE) BENRIMOJ
El día 14 de Septiembre de 2013 se le concede a S.I. (Charlie) Benrimoj la distinción del Colegio por su labor docente e investigadora con proyección internacional, en el desarrollo, evaluación e implantación de servicios farmacéuticos, transcendentes tanto para el futuro de la profesión farmacéutica como para los servicios sanitarios comunitarios en oficina de farmacia.
RICARDO SEGUROLA GONZALEZ DE LA MADRERA
El día 14 de Septiembre de 2013 se le concede a Ricardo Segurola la distinción del Colegio por su labor como inspector deontológico del Colegio de Farmacéuticos de Gipuzkoa durante 38 años, aportando una visión humanística a la deontología de la profesión farmacéutica que ha contribuido a resaltar su valor e importancia.
CARMEN PEÑA LÓPEZ
El día 4 de Octubre de 2014 se le concede a Carmen Peña López la distinción del Colegio por su labor al frente de la organización farmacéutica colegial en la que ha manifestado un apoyo decidido a una farmacia más clínica y asistencial, contribuyendo especialmente a la renovación y proyección estratégica de la profesión farmacéutica a nivel nacional e internacional.
DANIEL ZULAIKA ARISTI
El día 24 de Septiembre de 2016 se le concede a Daniel Zulaika Aristi por su labor en la administración sanitaria al frente del Plan para la Lucha contra el Sida del País Vasco y su apoyo decidido e incondicional a los farmacéuticos como agentes sanitarios, contribuyendo al desarrollo y avance de nuestra profesión mediante los distintos convenios de colaboración firmados, gracias a los cuales se han creado programas para la prevención del SIDA como los kits anti-Sida, programa de intercambio de jeringuillas y el programa basado en los test rápidos de cribado frente al VIH que se llevan a cabo en las farmacias comunitarias.
ANGEL GARAY GARAY
El día 10 de julio de 2018 se le concede a Angel Garay Garay en reconocimiento por su larga y magnífica labor en favor del colectivo farmacéutico desde el Colegio de Farmacéuticos de Gipuzkoa donde ha transcurrido su vida profesional, primero como Secretario Técnico para finalizar como Presidente; por su decidida defensa conceptual del modelo de farmacia y del papel del farmacéutico asistencial como agente de salud necesario para la sociedad; por su sensibilidad con el mundo social y por su capacidad negociadora y su cercanía humana y personal.
BELEN LARRAÑAGA ARREGUI
El día 13 de marzo de 2019 se le concede a Belen Larrañaga Arregui en reconocimiento por su proactividad y dedicación constante a la promoción y la mejora de la práctica clínica en el ejercicio profesional de los farmacéuticos, desde la dirección del CIM del COF Gipuzkoa, tratando siempre de dar respuesta a las dudas de los farmacéuticos y anteponiéndote al futuro mediante la organización de actividades formativas y debates, colaborando con tus compañeros y promoviendo la reflexión sobre la identidad profesional.
FERNANDO MARTINEZ MARTINEZ
El día 9 de abril de 2019 se le concede a Fernando Martinez Martinez en reconocimiento por su compromiso con la Farmacia Asistencial y con la Farmacia Social, fundamentalmente desde la docencia e investigación en estas disciplinas. Por su implicación en diferentes ámbitos profesionales como su Colegio de Farmacéuticos donde ha sido, y es, Vocal de Docencia e Investigación, en la Universidad, donde ha sido Decano de la Facultad de Farmacia y es director de Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada, en Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria, donde lleva años participando y ha liderado, entre otras actividades, la Comisión de Universidades. Por último, ha sido clave en la creación de una Sección de Farmacia Asistencial, Social y Legal, que constituye un ejemplo a seguir para el resto de Facultades de Farmacia españolas.
Reconocimientos del Colegio
ANGELA LOIDI BIZCARRONDO
El día 8 de junio de 2016 se le concede a Angela Loidi Bizcarrondo en reconocimiento por su larga y fructífera dedicación a la profesión como farmacéutica comunitaria.
ALMUDENA ESTEBERENA MERINO
El día 8 de junio de 2016 se le concede a Almudena Esteberena Merino en reconocimiento por su colaboración con la profesión farmacéutica en el desarrollo de la asistencia farmacéutica en el ámbito sociosanitario, del que son muestras representativas, el Programa de Farmazia Lagunkoia-Farmacia Amigable y el Programa para la mejora del uso de la medicación en personas atendidas por los Servicios de Ayuda Domiciliaria Municipal.
EVA SALABERRIA ARTANO
El día 8 de junio de 2016 se le concede a Eva Salaberria Artano en reconocimiento por su colaboración con la profesión farmacéutica en el desarrollo de la asistencia farmacéutica en el ámbito sociosanitario, del que son muestras representativas, el Programa de Farmazia Lagunkoia-Farmacia Amigable y el Programa para la mejora del uso de la medicación en personas atendidas por los Servicios de Ayuda Domiciliaria Municipal.
FRANCISCO DE ASIS ECHEVESTE ELOSEGUI
El día 10 de julio de 2018 se le concede a Francisco de Asís Echeveste Elosegui en reconocimiento por su capacidad de negociación y su convicción de que la profesión debe evolucionar, y por continuar cosechando todo tipo de éxitos para el colectivo farmacéutico, en los últimos años al frente de la Distribución mayorista, concretamente de Distribuidora Farmacéutica de Gipuzkoa resultado de la fusión de dos almacenes guipuzcoanos.
RAUL FERNANDEZ GARRIDO
El día 9 de abril de 2019 se le concede a Raúl Fernandez Garrido en reconocimiento por su trayectoria profesional en el campo farmacéutico como en su faceta literaria, y su ejercicio profesional como titular de Oficina de Farmacia, y especialmente su actuación como Presidente del mismo.